Terminó de secarse la cara con la suave toalla y volvió a la habitación.
Mireya también había recibido visita de sus padres y se había ido con ellos.
Le envió por cuarta vez un WhatsApp a Dani preguntándole que si ya estaba listo, y el respondió enseguida que sí.
Irene estaba nerviosa, tenía que admitirlo. ¿Que dirían sus padres sobre él? ¿Les gustaría o les disgustaría?
Se miró por enésima vez al espejo y salió de la habitación.
Mientras bajaba, se animaba a sí misma intentando no estar nerviosa.
Como ya había pedido permiso para salir del internado, fue a la calle, y reconoció en la acera, el coche de sus padres. Fue corriendo hacia allí y tocó el cristal de la ventana de Elena, que se giró enseguida y abrió la puerta, lo que hizo que Irene se llevara un golpe.
-¡Pero ten cuidado! -exclamó la mayor, irritada.
Elena se tapaba la boca, riéndose, avergonzada.
Cristina y Pablo bajaron del coche y le dieron un abrazo a Irene.
-Y...¿Tú novio? -preguntó Cristina.
-Nos espera ya en el restaurante, vamos -contestó su hija, ligeramente roja.
El restaurante estaba cerca y fueron andando hasta allí.
-¡Otro sobre! -gritó Nicol, entusiasmada, corriendo en dirección al sobre.
Lo abrió enseguida y leyó la prueba.
-Tenemos que hacernos masajes...-murmuró, extrañada.
-¿Qué? -preguntó Carol.
-Pues no sé, dice que vayamos a la sala común y nos tumbemos en los sofás para hacernos el masaje...
Fueron hasta la sala y eligieron un turno de masajes. Primero les tocó a Carol y a Nicol hacer el masaje, luego a Adel y a Nicol, y finalmente Carol y Adel.
Ya estaban terminando cuando, Nicol notó un bulto debajo de ella.
-¡Eh, aquí hay algo!
Se levantó del sofá y se fijó en el bulto que había debajo de la funda del sofá.
Metió la mano y lo sacó.
Era una caja redonda plateada con un lazo.
Deshizo el lazo y lo abrió.
Estaban sus tres nombres puestos en cada pintauñas. Dos eran azules, de Kiko:
Que tenían los nombres de Nicol y Carol, y otro rojo con el nombre de Adel:
-¡Adel, te ha tocado a ti el rojo! Mmm...de amor -exclamó Carol.
-Entonces no te quiere a ti -comentó Nicol.
Carol negó con la cabeza.
Adel se fijó que en el fondo de la caja había otro papel y lo sacó.
-Mamá, este es Dani -le presentó Irene a su madre.
Se dieron dos besos en la mejilla, y Pablo un apretón de manos.
Se sentaron en la mesa y esperaron a que un camarero les atendiera.
-Y...bueno, vayamos al caso. ¿Como te ganas la vida? ¿Tienes carrera? ¿Trabajo? -preguntó Cristina.
Irene le pegó una patada por debajo de la mesa para que se callara, pero se encontró con que en la pierna de su madre habían unas espinilleras.
-Vengo preparada, porque sabía que pasaría esto -le dijo Cristina, con una mirada pícara
El resto de la mesa miraba a madre e hija extrañados.
Irene suspiró.
La conversación siguió pero no giró todo el tiempo entorno a Dani; Elena hizo alguna broma sobre su hermana, comentaron cosas del internado mientras comían...
Finalmente, volvieron al internado y se despidieron, ya que la familia de Irene tenía que volver a casa.
Vieron como el coche se iba y entraron.
Dani le dio la mano a Irene.
-Tu familia es muy simpática -comentó el chico, sonriente.
-Gracias.
-¿Qué había pasado que tu madre te había dicho eso?
Irene se rió al recordar la escena.
-Nada, nada.
Caminaron de la mano hasta el edificio residencial.
-¿Tú que vas a hacer ahora?
-Yo me voy.
-Jooooo -se quejó Irene.
Dani la acercó hacia él.
-Si puedo, vengo luego.
-Vaaaaaale.
Se despidieron con un beso y Dani se fue.
Irene, pensaba entusiasmada, que cada día le quería más.
Mientras, arriba, habían encontrado otros regalos: unas cupcakes. Esta vez, la especial, era para Nicol.
¿Quién les estaría haciendo esto?
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Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón (periódico).
Se que he tardado bastante, pero no tenía mucha inspiración :-(
Es más, si este os parece soso, lo siento.
Por cierto, quedan unos tres capítulos para que se acabe la temporada.
Muakis y gracias a las que me leéis!